UNA REFLEXIÓN BASADA EN EL LIBRO DE PROVERBIOS

El que guarda su boca y su lengua, Su alma guarda de angustias. 

Este es un consejo de parte de Quien te dio vida, de Quien diseñó al ser humano, de Quien te conoce a ti mejor que nadie más en el mundo y de Quien conoce a la perfección las personas con las que te comunicas: Ten cuidado con lo que dices y nunca te meterás en aprietos. 

A la gente le gusta hablar y comunicarse, pero mucho de lo que decimos no edifica a nadie, no bendice ni ayuda, al contrario, destruye, siembra discordia, hace enojar a otros, calumnia, ataca, maldice, enreda y genera problemas, no solo para otros, sino para uno mismo.

Por ello, Dios nos recomienda guardar nuestra boca y lo que decimos, pues posiblemente, todo el enojo, la ira y el veneno que traemos dentro, lo queremos vacía sobre otros, pues de la abundancia del corazón habla la boca.

Lo que hables úsalo para bendecir a otros, lo que digas úsalo para bien de otros, aun de la gente contra la que sientes algún resentimiento o te has sentido agredida por ella: Jesús dice: Ama a tus enemigos, bendice a los que te maldicen, haz bien a los que te aborrecen, Así demostrarás que actúas como tu Padre Dios, que está en el cielo y que verdaderamente eres Su hijo, porque Él es quien hace que salga el sol sobre los buenos y sobre los malos.

¿Te das cuenta? Lo que sale de tu boca es un termómetro con el cual Dios te mide y te evalúa.

¿Pasaremos la prueba? Que las palabras que salgan de tu boca sean para bien de los demás y de ti mismo.Re